El trepidante thriller vaticano de Edward Berger, Conclave, cautivó al público el año pasado al revelar el proceso secreto de las elecciones papales, un ritual que pocos forasteros llegan a presenciar. Ahora que los cardenales de todo el mundo se preparan para un cónclave real tras la muerte del Papa Francisco, la vida parece estar imitando al arte, ya que, según se informa, varios clérigos participantes han recurrido a la película para orientación procedural.
La película, protagonizada por Ralph Fiennes como el Decano del Colegio Cardenalicio que preside un cónclave ficticio, ha obtenido elogios de los conocedores del Vaticano por su auténtica representación del proceso sagrado. Un clérigo papal involucrado en los preparativos reales dijo a Politico que la representación de Berger era vista por algunos cardenales como "sorprendentemente precisa", y que varios habían visto la película en el cine.
El Papa Francisco falleció a finales de abril, desencadenando el complejo protocolo de sucesión representado en la película. La próxima reunión hará que 133 cardenales de todo el mundo se congreguen en la Capilla Sixtina para elegir al próximo líder del catolicismo.
Curiosamente, la mayoría de los cardenales que llegaron a Roma el 7 de mayo fueron nombrados por el propio Papa Francisco, lo que significa que nunca antes habían participado en un cónclave. Para estos electores inexpertos, particularmente aquellos de diócesis remotas, la película se ha convertido en una insospechada introducción a la centenaria y secreta tradición.
La convergencia del cine y el ritual sagrado subraya cómo los medios modernos pueden iluminar inesperadamente tradiciones antiguas. Mientras los cardenales reales se preparan para su histórico voto, la representación ficticia de Berger continúa influyendo en la realidad de una manera que nadie anticipó.